Grupos socioprofesionales beneficiarios de encomiendas de órdenes militares castellanas en 1730
Título:
Grupos socioprofesionales beneficiarios de encomiendas de órdenes militares castellanas en 1730Resumen:
Tabla que muestra quiénes fueron los grupos socioprofesionales beneficiarios de encomiendas de órdenes militares castellanas —Santiago, Calatrava y Alcántara— en 1730 y su porcentaje respecto al total.Descripción:
A lo largo de su desarrollo, las órdenes militares habían amasado una serie de bienes de carácter material y jurisdiccional gracias a la conformación paulatina de extensos territorios de señorío. Estos señoríos se dividieron en la mesa maestral, dedicada al sustento del maestre de la orden, y las encomiendas, cuyo disfrute se concedía solo a algunos afortunados caballeros cruzados: los comendadores. Ello comportaba derechos jurisdiccionales reflejados, por ejemplo, en las atribuciones judiciales y la capacidad de elegir a las autoridades de las localidades dentro de los límites de la encomienda; así como una serie de rentas económicas. A cambio de estos beneficios, tenían asociadas una serie de cargas impositivas. Ser caballero de una orden militar reportaba, por tanto, honor y, eventualmente, beneficio material. Gracias a un documento del Archivo Histórico Nacional se conocen los valores y los titulares de las 181 encomiendas de las órdenes castellanas, como foto fija, en 1730, con Felipe V.
Durante el siglo XVIII la cantidad de caballeros de profesión militar se elevó mucho, representando un gran porcentaje respecto al total de caballeros cruzados. Este crecimiento responde a una política borbónica de asociación de las órdenes y la milicia, como método de pago y recompensa por los servicios castrenses prestados. Aparte del propio honor del hábito, muchos militares consiguieron también encomienda, convirtiendo el pago también en sustancia económica. En esta línea, resulta lógico que en 1730 constituyeran el grupo que recibió mayor número de encomiendas, hasta 103, lo que representa más de la mitad de ellas —57 %—. Aunque pueda parecer sorprendente, el siguiente grupo más beneficiado por las encomiendas fueron las mujeres, con un 13 %. Las féminas no podían ser comendadoras, pero no era infrecuente que, por herencias o cesiones familiares generalmente temporales, disfrutaran de ellas como administradoras en goce de frutos. Los cortesanos representan un 6 % del total; la cercanía al rey solía redundar en este tipo de concesiones graciosas. También fue muy común en el XVIII la cesión de encomiendas por parte del rey a los infantes de la Casa Real. El infante Felipe amasaba ya 5 encomiendas en 1730, solo un 3 % que, sin embargo, suponía nada menos que el 30 % del valor total de las rentas producidas por todas las encomiendas, puesto que recibía las de mayor valor. En el heterogéneo grupo de «otros» se integran burócratas, jueces, conventos y secretarios de despacho, así como encomiendas en testamentarías y encomiendas vacantes. La mesa maestral se benefició de las rentas de una encomienda. Otro grupo está sin identificar.
Cronología:
XVIIIDestinatarios:
Bachillerato Universidad PostgradoTipo:
EstadísticaFormato:
Tabla estadísticaFuente:
Domingo Marcos Giménez Carrillo, «Encomiendas y comendadores en el reinado de Felipe V. Un mapa hacia 1730», en Nobleza hispana, Nobleza cristiana. La Orden de San Juan, ed. Manuel Rivero Rodríguez, vol. 2, 2 vols. (Madrid: Polifemo, 2009), 1227.
Idioma:
CastellanoFecha:
2009Autor del registro:
Álvaro Sánchez López de VinuesaIdentificador:
Del libro: ISBN 9788496813311Derechos:
© Domingo Marcos Giménez Carrillo© Polifemo