La fuerza de la sangre en el ocaso del Antiguo Régimen

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Título:

La fuerza de la sangre en el ocaso del Antiguo Régimen

Resumen:

En este fragmento se defiende la perdurabilidad de una efectiva actuación social del parentesco consanguíneo hacia finales del Antiguo Régimen e inicios de la Contemporaneidad, tras haber constituido lazos muy presentes y determinantes durante los dos primeros siglos de la Edad Moderna

Descripción:

A lo largo de la Edad Moderna la sangre sufrió un proceso socioinstitucional en relación con la familia que ha sido estudiado por los profesores Juan Hernández Franco y Sebastián Molina Puche. A través de dicho proceso, la sangre se convirtió en un elemento determinante en la conformación de identidades y en el despliegue de relaciones sociales dentro del sistema antiguorregimental. Este fluido corporal determinaba o, como mínimo, condicionaba la posición social de las familias y, consecuentemente, de los individuos como miembros de ellas. Existía la idea de que su influjo transmitía las calidades del linaje de generación en generación hereditariamente, fueran estas positivas o negativas. Por lo tanto, la sangre podía conllevar la anomia o muerte social de un individuo y, al tiempo, el encumbramiento y prestigio de otro. Esta concepción del líquido hemático hacía que el parentesco consanguíneo fuera absolutamente fundamental en la diferenciación social del Antiguo Régimen y colocaba al linaje y la familia en la primera línea de la organización de la sociedad. Los lazos de parentesco actúan de forma efectiva en la práctica social y no solo en el ámbito de las representaciones. La sangre obliga, une, acerca y genera solidaridades; pero también distancia, diferencia y, a la postre, excluye.
Durante el siglo XVIII, aunque ya con algunos precedentes en momentos anteriores, se da un debate tras el cual esa fuerza de la sangre parece perder empuje, en tanto empezaban a ser más valorados los méritos personales. Sin embargo, el individuo todavía tuvo que recurrir inevitablemente a su sangre para moverse por los entresijos del orden y las relaciones sociales. De hecho, tal y como defienden los autores anteriormente citados, cuando llegado el siglo XIX, en el ocaso del Antiguo Régimen, comiencen a darse los primeros visos de la sociedad liberal de clases, caracterizada por el individualismo y la primacía social de la familia nuclear frente a los grandes linajes, la sangre seguirá ejerciendo un papel muy destacado en el sistema de relaciones sociales. Primero, desde el punto de vista de la percepción social, manteniéndose la sangre y la genealogía todavía como importantes símbolos que reflejan la adscripción familiar. Segundo, y más importante si cabe, actuando persistentemente en la realidad social, de forma pragmática, en especial en las relaciones de poder, de propiedad, de lealtades, de intereses compartidos, en el nepotismo, en las solidaridades y ayudas en tiempos de crisis, etcétera. De esta forma, se concluye que la familia y el parentesco de la sangre todavía operan y vinculan, traspasando la barrera artificiosa del final del Antiguo Régimen.

Cronología:

XVIII, XIX

Destinatarios:

Bachillerato Universidad Postgrado

Tipo:

Fuente histórica

Formato:

Texto

Fuente:

Hernández Franco, Juan, y Sebastián Molina Puche. «La sangre en la familia y su proceso socioinstitucional. Siglos XVI-XVII». En Familias. Historia de la sociedad española (del final de la Edad Media a nuestros días), editado por Francisco Chacón Jiménez y Joan Bestard Camps, 123. Madrid: Cátedra, 2011.

Idioma:

Castellano

Fecha:

2011

Autor del registro:

Álvaro Sánchez López de Vinuesa

Derechos:

©Juan Hernández Franco
©Sebastián Molina Puche
©Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.)

Fecha de creación:

27/04/2024

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Colección

Cómo citar

“La fuerza de la sangre en el ocaso del Antiguo Régimen”, Modernalia. Recursos para la enseñanza de la Historia Moderna, consultado 4 de diciembre de 2024, https://www.modernalia.es/items/show/2453